Los cuatro evangelios que la tradición de la Iglesia, ya desde muy
antiguo (s. II), consideró como canónicos, es decir, normativos para la fe de
los cristianos, responden a cuatro visiones diferentes (no opuestas, sino
complementarias) de la persona y misión de Jesús. El material recogido en ellos
responde no a un interés biográfico por el personaje central sino por su
significado religioso ante Dios y ante la humanidad...
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