domingo, 30 de diciembre de 2012

FELIZ NAVIDAD - TRISTE NAVIDAD. REFLEXION

Vivimos en un mundo cruel e injusto donde el consumismo y la avaricia de los mercados financieros corrompen la voluntad humana ocasionando paro, desahucios, pobreza y suicidios.
Pero si reflexionamos sobre la Navidad y su significado para los cristianos, podremos concluir que aún pervive la esperanza de un mundo mejor. Es tiempo de cambiar y aún estamos a tiempo de cambiar para hacer un mundo mejor y eso lo debemos hacer con fe, con esperanza y con mucho amor.
No tratemos de cambiar estructuras macroeconómicas, no intentemos cambiar sistemas políticos, no tratemos de cambiar el curso de los ríos para imundar los desiertos, tal vez sea algo más sencillo que todo eso.
Intentemos cambiar desde nuestro interior, desde nuestro corazón, con una sonrisa, con un abrazo, compartiendo lo poco que tengamos (no nos limitemos a dar lo que nos sobra porque tal vez moralmente signifique que ni siquiera sea nuestro).
No tratemos de acabar con el hambre del mundo,
pero no permitas que a tu lado una persona pase hambre.
No tratemos de dar vivienda a todo el mundo,
pero no permitas que a tu lado una persona duerma en la calle.
No tratemos de acabar con todas las injusticias del mundo,
pero no permitas que a tu lado un niño sufra violencia o maltrato.
No tratemos de acabar con todas las catástrofes,
pero no permitas que a tu lado esas victimas no tengan ayuda.
No tratemos de acabar con todas las muertes y enfermedades,
pero no permitas que a tu lado a esas personas les falte consuelo.
No tratemos de acabar con todas las guerras y conflictos,
pero como cristiano tenemos la obligación de perdonar y de pedir perdón, de respetar, de compartir y de ser felices y llevar la felicidad a los demás.
Es Navidad, es tiempo de cambiar, es tiempo de cosechar separando la paja del trigo, es tiempo de reflexionar y valorar las cosas que son importantes o superfluas en nuestra vida.
Echemos un poco de coraje y valor. Uno a uno, corazón a corazón, mano a mano podemos cambiar el mundo.  Miguel Camacho

No hay comentarios: