14 de Abril de 2011 de madrugada, Tere Rincón Fernandez, cede ante la dura y grave enfermedad y decide marcharse a la Casa del Padre a descansar en compañía de Felipe, su esposo.
Han sido muchos años de su vida compartidos en la Parroquia y en diferentes aulas del "Aula de Cultura" y es grande la huella que deja. Ha sido como la anciana del cuento de las semillas, una persona que siempre ha ido sembrando semillas de sencillez, de bondad, de resignación, de amistad, de perseverancia, de cariño y sin esperar nada a cambio, sin esperar ver los resultados. Pero su semilla no ha caido en tierra valdía y son muchos los frutos recogidos.
Si siempre la hemos sentido muy querida y cercana, ahora más que nunca, pues tenemos la certeza de que su Espiritu nos acompaña en esa Magna Exposición de sus cuadros realizados a punto de cruz con tanto esmero y cariño y que tenemos expuesta en las salas de la Parroquia.
Gracias a Raquel por habernos facilitado la posibilidad de poder conocer y comtemplar parte de los trabajos realizados por su madre, y en momentos como éste lloramos su despedida, pero también le damos gracias a Dios por terminar con sus sufrimientos y acogerla en su Casa Celestial. Desde allí seguirá echandonos una manita en todo lo que necesitemos como siempre ha hecho. Gracias, Tere.
Gracias, Tere, por tu ejemplo de vida
gracias, Tere, por haberte conocido
gracias por el camino recorrido
y por compartir trabajo, rezos y sonrisas.
Probablemente sea la última fotografía de Tere Rincón en la Parroquia,
tomada por su hija Raquel el pasado 7 de noviembre.
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