miércoles, 16 de abril de 2008

4 - Oratorio San Pío V - Adamuz (Córdoba)

La única gran casa que se conserva en el pueblo de Adamuz (Códoba), es la número 2 de la calle Mesones, conocida por casa de los Rivera. En su interior, muy reformado, no queda nada de particular, excepto un pozo de robusta traza que parece anterior a la fecha del actual edificio, y la parte destinada a casa de labor y graneros, con grandes y robustas bóvedas de medio cañón. Exteriormente tiene dos bellas portadas adinteladas, una la entrada al palacio, y otra, al oratorio público, llamado de San Pío V. Son obras de fines del XVII. El oratorio, que forma parte integrante de la casa, fue fundado por don Matías Yergo y Torralba o Torralón, es una iglesia de cajón, de 14,80 metros de larga por 4,20 de ancha. Está cubierta por bóveda de cañón, con lunetos y arcos fajones y delante del altar, una pequeñita cúpula, según fórmula impuesta en Madrid a mediados de la centuria, por Pedro de la Torre, para subrayar el matiz barroco de la iluminación.
Lo único digno de mención en su interior es su retablo de dos cuerpos tan dispares en proporciones que más bien podría hablarse de un solo cuerpo con un desarrollado coronamiento. Es casi todo de piedra rosa, seguramente de Cabra. Los zócalos de los basamentos de las columnas, a los lados de la mesa del altar, son negros entre molduras también rosa. Los dos cuerpos quedan separados por acusado entablamento con destacada cornisa. Los capiteles y una concha en la clave del arco del nicho central están dorados. Son también de mármol negro las molduras sobre las pilastras que flanquean el nicho central, así como todo el arquitra.En este cuerpo inferior o principal destacan el gran nicho central, rematado en venera, las columnas salomónicas que lo flanquean y las proporciones armónicas que determinan un cuadro perfecto formado por la línea de las basas, los ejes de las columnas y las cornisas, mientras que el cuerpo superior queda más o menos inscrito en un triángulo rectángulo cuya base es la cornisa citada. Las columnas salomónicas se apoyan en altos zócalos que arrancan desde el suelo. Todos estos caracteres que señalamos puede decirse que son comunes a ésta y a las obras del arquitecto Melchor de Aguirre, particularmente a los retablos de la Parroquia de Cabra. Además, nos confirma también en nuestra atribución a Melchor de Aguirre el gran parecido estilística del conjunto con las restantes obras del mismo autor tales como las proporciones, la naturaleza de los materiales empleados, la manera de combinarlos, la identidad de ciertas formas como capiteles, entablamentos resumidos sobre columnas, fustes cornisas y molduras en general, así como lo equilibrado del conjunto.

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